Vicente Torres, director de asuntos públicos para Urbvan Transit

La Ley general de Movilidad y Seguridad Vial que se aprobó el día de ayer en el senado de la República, es el resultado de muchos años de trabajo y de lucha por hacer una mejora en la manera en que entendemos la vida en los espacios públicos de México.

Hoy, algunas voces siempre críticas, cuestionan que la ley no sea contundente y no tenga los dientes y la cafeína necesaria para hacer los cambios radicales que se necesitan;

pero yo quisiera que reflexionar sobre lo que es tener una ley federal sobre este tema en particular significa: más de 15 años de activismo social, de trabajo técnico, pero sobre todo, el honor de las miles de víctimas de hechos viales no ven en esta aprobación un final feliz, para nada.

Lejos estamos de ello, pero lo que sí se ve es la formalización de una idea, la elevación en el nivel de la discusión en donde una Ley Federal obliga al gobierno a destinar recursos y rendir cuentas sobre un sistema de movilidad nacional que, a partir de ahora, debe de estar enfocado en las personas y en el uso inteligente de los recursos para detener el daño social, ambiental físico y cultural cultural del abuso en el uso del vehículo particular, y así, maximizar el beneficio de las personas en su derecho constitucional de moverse libremente por el territorio nacional.

Los que trabajamos de verdad por este objetivo, entendemos que aún nos falta muchísimo trabajo, pero hoy nos alegramos de tener esta tremenda herramienta que nos significa un muy buen avance y un humilde abrazo para las víctimas de los hechos viales y sus familiares.

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